El peso mexicano registró movimientos frente al dólar estadounidense impulsados principalmente por la publicación de datos económicos en Estados Unidos y México. El comportamiento de la moneda fue influenciado por expectativas sobre la política monetaria de la Reserva Federal, tras comentarios de autoridades que sugieren cautela respecto a recortes anticipados en las tasas de interés. Esta postura se reflejó en un fortalecimiento general del dólar frente a divisas emergentes, incluido el peso mexicano.
En México, la publicación de cifras locales sobre inflación continúa siendo un factor relevante para el tipo de cambio. La expectativa de una posible mayor flexibilidad por parte del Banco de México, en caso de que los precios al consumidor sigan mostrando señales de moderación, aporta presión adicional sobre el peso frente al dólar. Sin embargo, los niveles actuales de tasas de interés en México aún brindan soporte relativo a la moneda local.
Los mercados financieros globales presentan episodios de volatilidad por la incertidumbre geopolítica y el desempeño de los activos de riesgo. Esta dinámica ha propiciado movimientos erráticos en la cotización del peso mexicano, en particular ante señales mixtas sobre la economía global y la evolución de los flujos de inversión hacia mercados emergentes.